Sobre el romanticismo

Esto de ser romántico o creerse romántico tiene tela. Frases hechas, palabras y expresiones de amor, de renuncia, de locura, aunque esto último algo de cierto sí que tiene. Que si ‘te amo más que a mi vida’, que si ‘no puedo vivir sin ti’, que si ‘sin tí no soy nada’, que si ‘somos almas gemelas’, que ‘nada ni nadie podrá separarnos’, y así un sin fin de afirmaciones a cada cual más irracional y muy poco meditada, porque luego, finalmente, que si ‘lo nuestro funciona’, que si ‘me acabo de dar cuenta que puedo vivir sin ti’, que si ‘necesito mi espacio’, que si ‘tenemos «hechos diferenciales», que si ‘me apetece estar con mis amigotes’, etc, etc, etc.

Definitivamente y después de un tiempo nos tenemos que comer las palabras con patatas y una guarnición de miradas hacia otro lado.

Yo soy romántico, se pongan como se pongan algunos y por muchas frases rosas, citas de canciones a modo copia/pega o envoltorios de colores que quieran poner. Es más, tengo la sensación que muchos que van de románticos por la vida no tienen ni idea de lo que significa. Te cuelgan una canción de Alex Ubago o de Manolo Carrasco y ¡la madre que los parió! no pueden resultar más empalagosos y vomitivos. 

Sería bueno recordar que El Romanticismo no es patrimonio de nadie, que nació como movimiento cultural y político allá por el siglo XVIII y que promulgaba por encima de todo los sentimientos y la libertad, contrario al racionalismo y al clasicismo inundado de reglas y estereotipos.

Y cuando meditas en las expresiones irracionales y estereotipadas, llenas de egoísmo, carentes de sentimiento altruista que expresan los que presumen de románticos, ¡apaga y vámonos!, especialmente ahora que ha subido la luz.

Ahora ponte a decir que «te quiero mucho y que solo eres para mí»…, ¿dónde está la libertad? Por eso me quedé pensativo, como mirando a la nada y con ese movimiento característico del pensador que se toca la barbilla para mostrar al mundo su estado de reflexión, llegué a la conclusión que un gorila es tan romántico como lo pueda ser la mayoría.

En fin, que ya lo voy superando, que yo el romanticismo me lo tomo en serio y me gusta el de verdad, el que sueña con la libertad y con el respeto a la libertad de la persona amada, si de paso viene con una flor pues tampoco le vamos a hacer ascos, pero una, nada de ramos ni «motivos florales»